Inolvidable fin de semana el que pasamos junto a nuestros peques en la localidad de turolense de Martín del Río y un aplauso al anfitrión y organizador del evento, José, porque todo estuvo perfecto y es, en gran medida, culpable de que este viaje quede en nuestra memoria como algo "maravilloso".
Llegamos el sábado y tras instalarnos en nuestras cabañas, nos esperaba una buena comida en el restaurante del camping; después, una gran parte, procedimos a la tradicional siesta española, mientras otros se dedicaban a otra de las costumbres típicas de nuestro país, las cartas y una buena copa, y los chicos a lo suyo, a jugar; sobre las 5, gran parte del grupo emprendimos la marcha hacia el nacimiento del río Martín, primero en coche y luego andando, que resultó todo un éxito en un paraje precioso que culminaba en una cueva por donde surge el río; aquí los chicos, y alguno no tan chico, se animaron a meterse en la heladas aguas del río y disfrutaron de lo lindo; la vuelta fue un poco más acelerada por la amenaza de lluvia, que comenzó, por suerte, al llegar a los coches; por la noche, tras la cena, alargamos la velada que resulto "maravillosa", hasta una hora prudente, siempre contando con la presencia del mueble bar que Iñaqui puso a nuestra disposición durante todo el fin de semana.
Al día siguiente abandonamos el camping en dirección al museo minero de Escucha, donde nos esperaba un descenso a una antigua mina de carbón y donde pudimos sentir lo dura que debía ser esa profesión; volvimos a comer a Martín del Río, y tras degustar unas buenas viandas típicas de Aragón, partimos, ya bastante mermados en nuestras fuerzas, hacia nuestros hogares.
En resumen, un fin de semana que, al menos a mí, me pareció "maravilloso", y que son de las cosas por las que merece la pena hacer todos los sacrificios que hacemos por nuestros hijos en este mundo del fútbol, y es con lo que debemos quedarnos. Así que espero que podamos repetir una experiencia parecida en más de una ocasión.
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